jueves, 26 de septiembre de 2013

Mamá, ¿cómo me siento en zazén?


La absorción de la enseñanza budista se compone de dos fases: en la primera, hay que esforzarse en hacer cierta cosa. En la segunda, una vez aprendida, hay que repetirla infinitamente, poniendo todo el cuidado del mundo en realizarla sin parar jamás. Este vídeo resume perfectamente en apenas unos minutos esa cierta cosa que conviene aprender en la primera fase y en la que confluyen todas las tradiciones de eso que designamos, de manera vaga y casi incorrecta, por abstracta, como "budismo". Al mismo tiempo, deja entrever la maravilla del cuidado que le es consustancial, la fragilidad meticulosa y atenta con la que deberíamos repetirla una y otra vez, hasta el final de los finales. Dado que el budismo no es una ortodoxia (creer en un dogma que damos por bueno basándonos en la autoridad de alguien) sino en una ortopraxis (hacer algo de manera correcta), este vídeo podría ahorrarnos muchísimas horas de discusiones escolásticas sobre algo de lo que no merece la pena hablar, porque no hay manera de aprehenderlo con palabras.

Sobre la repetición infinita de zazén, infinita como la respiración de alguien que está vivo, Roberto Poveda ha publicado en su blog un texto precioso que podéis leer aquí (+)

(Para quien tenga curiosidad, 雲堂 (jap. undô), los dos ideogramas que aparecen al principio del vídeo, significan "vestíbulo de nubes".)

No hay comentarios:

Publicar un comentario